Viernes 07 de Abril 2006

Julio Antelo Salmón

Este viernes arrancamos el cuarto mes con versos de Julio Antelo Salmón, quien nació en Santa Cruz, aunque desconozco mayores datos biográficos suyos. Su primero poemario es Mis Cantares, mis Sentimientos (s/d), el segundo Mis Ensueños, mis Desventuras (1989). Desconozco si ha publicado más.

Van tres poemas de este autor, incluidos todos en Mis Ensueños, mis Desventuras (Imprenta Nuevo Mundo, Santa Cruz).

 

Así eres tú

 

I

De una canción: la melodía;

de la luna: su luz, la placidez;

de los lirios blancos: la candidez;

del fuego: su calor, la algarabía.

II

Así eres tú, un poco melodía,

mezcla de placidez y algarabía,

das calor, me alumbras día a día

gozo tu candor amada mía.

III

Así eres tú, lo demás lo pongo yo con mi amor,

amor que da color a las violetas,

amor que da calor y vida a lo exánime del Antártico,

que sólo ofrece amaneceres sin crepúsculos.

IV

Así eres tú...

lo demás... lo pongo yo.

 

Lo sé, y así aún la amo

I

Llegó la noche arrastrando con ella mi ilusión,

mi anhelo por conquistar al olvido, alcanzar el reposo,

que ni en brazos de Morfeo lo consigo,

cansado del combate despierto para iniciar la lucha en vivo.

II

Yo sé que ella a sí misma sólo ama: es vanidosa,

que tiene por corazón una manzana: es altanera;

sólo sangre fría corre por sus venas: es cruel;

que su alma sentimientos no conoce: es indolente.

III

Lo sé... estoy consciente de su desdén,

que es obra en mármol de Miguel Ángel,

belleza que tiene mi cuerpo poseído, yerto, sin vida,

sin sangre persisto de pie en su mundo, mi calvario: y la amo.

IV

Lo sé... lo acepto esperanzado por su bien,

algún día trasladarle mi amor, mi ardor podré,

aunque sea a precio de no volver a verla, de morir,

que a favor de otro pueda sentir lo que hoy siento yo.

V

Lo sé... y aún así la amo...

 

Tu cuerpo y el mío

I

Mi respiración en tu boca,

entre suspiro y suspiro,

como un sollozo, un gemido

entrego mi felicidad loca

porque hoy mi querer,

mi amor es más grande que el de ayer

y será mañana más que hoy;

porque vivo con una rosa,

rosa sin espinas que plantaste,

que surcaste en mi corazón,

con rojo punzó su color,

que regala su pasión

le da ardor a nuestro amor.

II

Mis manos sobre tu cuerpo

entre caricia y caricia,

como un beso, una sonrisa,

los lazos terrenales ligan,

habitando breves horas de risas,

risas con llantos de felicidad sentida;

yo no sé si vivo o sueño,

si en las tinieblas se entrecruzan mis pestañas,

constante tu imagen por mi mente pasa,

es una luz intensa que emerge en la oscuridad,

como un ángel tenue, difuso,

cual etérea, confusa y blanca ilusión;

y si mis pupilas ven la luz del día,

es tu figura que cubro con mi cuerpo...

¡amada mía!

III

Mis mejillas con tus mejillas

entre canción y canción,

como notas con melancolía,

abrazando tu forma humana desafío

tus ceñidas ropas, tu espalda desnuda,

que forman dintel de oro,

precioso metal en resquicio

por donde miro el azul horizonte,

por donde veo temblar estrellas,

donde llegar es mi meta,

enredarnos con su luz, con ellas,

como en llamas de un hogar encendido,

para fundir en candente unión

tu cuerpo y el mío.

IV

Mis cabellos en tus cabellos,

entre mis piernas, tus piernas,

como planetas que giran en entusiastas vueltas,

cual si fuera el corazón del universo,

centro gravitorio del mundo mismo;

no acepto sombras que se esfuman de mis manos,

sólo tu cuerpo ceñido al mío,

con la firmeza de resistentes columnas,

de huracanes, la poderosa furia,

retozando como bestias al descuido,

con la suavidad sobre las flores, el colibrí;

haciendo que mi corazón de hombre

se trepe hasta tu corazón de hembra,

para acoger tu cuerpo en el mío.