Viernes 10 de Marzo 2006

Gustavo Cárdenas Ayad

Para hoy escogí –casi un año después del primero envío– a Gustavo Cárdenas Ayad, nacido en 1961 en la ciudad de Vallegrande, Santa Cruz.
Entre 1985 y 1988 publicó sus cuentos en la revista Apuntes. En 1989 apareció su primer libro de relatos, Tiro de Gracia, del cual se han traducido algunas narraciones al inglés, francés y alemán. De 1990 a 1992 dirigió, junto a Juan Simoni, la publicación Ventana al Cuento, taller de narrativa a distancia. En 1991 formó parte de Cuentario, selección de nuevos narradores cruceños. Algunos de sus cuentos fueron publicados en periódicos, revistas literarias y antologías nacionales. Las Hojas de la Madera (Nuevo Milenio, 1998), invención peligrosa, a decir del autor, es un libro que reúne treinta y tres poemas escritos entre 1995 y 1998. Ha publicado además Volver al Agua de los Sueños (poemas, 2002), Desapariencias (cuentos, 2003) y Andamios (Editorial El País, Santa Cruz, 2005, 2ª edición).

De este poemario he extraído los siguientes siete versos.

 

Arte poética

Así como el mar

que vomita

el amanecer

y se engulle para

la noche

así eres tú

poesía

que llevas

y que traes

en las altas

mareas

el apetito

y la náusea

.

 

Sur

Lluvia de sonidos

sin labios

sobre las rodillas

de este corazón

de este azaroso fuelle

de naipes

que abren

los verticales

y múltiples

párpados

tan cercanos

del latido

y la tormenta.

 

 

Tu nombre

Quiero aligerar

el olvido

y encontrarte

en solo un verso

que te diga

y que te nombre

como antes

cuando yo no te conocía

y andaba por ahí

a ciegas

sin memoria

deletreando tu nombre

en cada mujer

que pasaba

por mi vida

tu nombre

temblando de amor

entre mis labios.

 

 

Andenes

Los abrazos

las lágrimas

las amplias bocas

las mínimas bocas

tejen sueños

sobre el ruido

metálico

asmático

y se deslizan

por las únicas paralelas

que no se unen nunca

el infinito no existe.

 

 

Extravío

Adónde ir

si todos los caminos

son puertas

de una sola casa

que amenaza

con desplomarse.

Sus umbrales

ciegos de salida

a ninguna calle

a cualquier parte.

 

 

Encuentro

Oculta

entre los espacios

y las pausas

entre palabra y palabra

se agotan los libros

entre los días y las noches.

Invisible

en el pasado imperfecto

de todos los amores

difuntos verbos del recuerdo.

Aparece ahora

separada por dos colmillos

cautiva entre dos lanzas

acorralada por dos arcos

obvia

como la muerte.

 

Para cerrar este nuevo heptaversario, el que más me gustó de los incluidos entre sus Andamios:

 

 

Transparencia

La piel de una mujer

deambula por mis versos

busca

– como yo –

una palabra

que la cubra

que la envuelva

no sabe

nada

de las mariposas

transparentes

que mis manos dibujan

y amordazan mi boca.