Viernes 04 de Febrero 2006

Primo Castrillo

Para hoy elegí a don Primo Castrillo (1896-19¿?), maestro, arquitecto y poeta nacido en Luribay, La Paz, e intuyo fallecido fuera del país. Luego de optar sus títulos de maestro, normalista de educación rural y urbana, a los 21 años se fue a residir en los Estados Unidos donde se recibió de arquitecto complementando sus estudios en Europa. Contrajo matrimonio con la profesora norteamericana de español y francés, Eliene Lamb, que falleció en 1965. No conocemos sus obras arquitectónicas que por cierto deben estar implícitas, como contribuciones personales, en las obras de empresa que allá son de complejidad horripilante. Trabajó en París con Le Corbusier y más tarde, en EEUU, con Mies van der Rohe, y Phillip Jonson, maestros de la moderna arquitectura funcional.

Ha publicado Valle y Mundo (1947), Hombre y Tierra (1958), Raíz y Tiempo (1960), Ciudad y Selva (1961), Kantutas (1963), Violeta Sorprendida (1966), El Mar Canta mi Sueño (1968), Zonas del Tiempo Azul (1968), Ecos de la Montaña (1969), Albas y Combates (1971), Zampoñas Telúricas (1974).

Van cuatro poemas de este autor, tomados de Poesía Boliviana, Armando Soriano Badani y Julio De la Vega, Biblioteca Popular Boliviana de “Última Hora”, La Paz, 1982).

Aires de Mar

Esta noche en calma reposa el mar.

Sueño... alas plegadas

campana verde en letargo.

Apenas se siente

el movimiento alterno de la marea.

Apenas se percibe

el rumor sedante de la resaca

esculpiendo cinturas en la arena.

Duerme la tripulación

bajo el toldo del cielo constelado.

Hay que saborear el aire salado

que otorga el sueño

la confianza

de que el cuerpo descansa

sobre madera limpia y calafeteada.

Tan largo el sueño de ayer

en la montaña... sueño sin orillas

donde el hombre muerde la nieve

batalla con viento, páramo, pedregal

y goza el esplendor de la estrella

desnudándose en las ondas del lago.

Sueño, nostalgia, amor...

Sueño intranquilo

incompleto

sueño a medio soñar

con el fuego del pensamiento

socavándonos el filo del cerebro

de que tal vez...

mucho tardaría el mar

en acogernos en el coro de su catedral.

-Sí, pero qué te dice esa ola

que se desmenuza a tus pies

y refresca la fiebre de tu anhelar.

No es ola de lluvia sin sonido

ni ola de viento soñando con peces

ni ola de sueño goteando siglos

es la ola salada y rezumante del mar

que sofrena su vigor en la arena

y marca el momento exacto

en que la verdad de tu vida

se abre a una nueva realidad.

Tu aislamiento y soledad

en calabozo de montañas

es una historia hundida en el pasado.

El mundo conoce a fondo

la intensidad de tu palpitación

conoce el color de tu sombra

la emoción de tu palabra

el reverbero de tu luz.

Nunca más vivirás ignorado

en congosto de roquedo y farallón

aunque el sueño

es la raíz de nuestra identidad

¡despierta!... deja de soñar...

Partida

En la orilla del mar

el poeta, transparente, invisible

se cala hasta la ceja

el sombrero que le queda grande.

Deja a buen resguardo

su caja y su perro que llora

y mientras unas bocas de viento

golosas discuten su ancestral

que fue un indio blanco

y un bandolero ladrón de caballos

toma su guitarra

y su Don Quijote

y se embarca en el barco

que está a punto de levar anclas.

Se embarca sin saber a dónde va

de dónde viene

o quién es él

tal vez sólo con la esperanza

de restañar con el viaje

la profunda herida

que le sangra en el corazón.

Le requiere la tripulación

quiere oírle cantar una canción

que le muerda el alma

y le haga recordar

pagos y lares de tierra adentro.

Abstraído y estudioso el mar

recoge en sus jaspes de oro

la inefable nostalgia de la canción.

Funde su melodía con la noche verde

de su inmenso laboratorio.

Se viste con su túnica de sombras

avanza, crece y retrocede

como un amauta oficiando un ritmo antiguo.

De lo más sonoro de su silencio

arranca palabras densas de emoción

y desde su cercanía... más distante

canta toda la distancia

de su lejanía más cercana.

-Amor, sangre, movimiento

son los vivos símbolos de la vida.

Rojo, amarillo, verde

son también la cósmica presencia

en la esencia de mi carne profunda

en la sal amarga de mis entrañas

en la eterna palpitación de mi corazón.

El Mar Canta mi Sueño

Mar de amor, mar de esperanza.

Mar que hizo cantar a Camoens

y colmó de promesas doradas

y mundos verdes

los sueños y visiones

de Balboa, Magallanes y Colón.

Mar de paz... Pacífico

azul como una ilusión

espera sin jamás olvidar

con su implacable tiempo de mar

que en un claro de madrugada

volverá a ser

pulmón de montaña

y brazo de Illimani extendido

mar adentro

con un saludo fraterno, mundial.

Tal Vez

Llegará día

en que seré el verde

en el gajo del tomillo

blanca espuma en el mar

crepúsculo de oro y sangre en la montaña

humedad de relente en la boca del césped.

Llegará día

en que la fragancia del campo

será esencia mía

y mi esencia dorada por el sol

mínima persistencia

en la desolada voz de la guitarra

y palabra elemental

en el lenguaje del niño

... padre del hombre...

Llegará día

en que todos seremos flor de un día

e intangible fusión de átomos

con los átomos palpitantes de la eternidad

y viviremos

en el árbol, en el barro

en el hombre, en la canción.