Viernes 13 de Octubre 2006
Alberto Guerra Gutiérrez
Cumplo la promesa hecha a un querido
amigo y les hago llegar más versos de don Alberto Guerra
Gutiérrez (Oruro, 1930-2006), quien falleció el
pasado jueves 7 de septiembre. Para aquellos de vosotros que
deseen ver una fotografía del vate, ingresen a este URL:
http://www.bolivia.com/noticias/AutoNoticias/ImagenNoticia78009.jpg
Guerra Gutiérrez según la información
publicada por bolivia.com trabajó varios años
en la Universidad Técnica de Oruro (UTO) y en la Alcaldía
de esa ciudad. Era un maestro jubilado y cuenta con más
de 20 libros publicados sobre distintos aspectos. Fue uno de
los más grandes impulsores del Carnaval de Oruro y sus
investigaciones contribuyeron a descubrir los orígenes
y la magia del mayor carnaval de Los Andes, además fue
promotor y animador ferviente del quehacer cultural en Oruro,
junto con una generación de poetas e investigadores. Sé,
acorde con la contratapa del volumen asaltado, que ha escrito
los poemarios Gotas de Luna, Yo y la Libertad en el Exilio, Baladas
de los Niños Mineros, Siete Poemas de Sangre o la Historia
de mi Corazón, Manuel Fernández o el Itinerario
de la Muerte, La Tristeza y el Vino.
En prosa, entre otros títulos,
publicó Antología del Carnaval de Oruro, La Picardía
en el Cancionero Popular, Mundo Vocabular, Geografía del
Alma de Bolivia, Estampas de la Tradición de una Ciudad,
Trayectoria de una Deidad Calumniada, El Tío de la Mina,
Oruro: Realidad Socio Cultural, Pachamama, Folklore Boliviano,
Chipaya: un Enigmático Grupo Humano, Turkaqaña:
una Técnica de Medicina Andina, Estampas de la Tradición
de una Ciudad, Luis Mendizábal Santa Cruz: con Lápiz
de Humo, El Carnaval de Oruro a su Alcance, Curso de Folklore
Boliviano y Etnografía Orureña.
Van tres poemas de este autor tomados
de su Obra Poética (Latinas Editores, Oruro, 2003).
Como el rocío
De tu mirada viene la luz
para mi vida, es como el rocío
la caricia infinita
para el pasto del verano;
eres tú, calladamente
haciéndote jardín
en mi corazón
poblado de amargura
y yo te pido más...!
El manantial inagotable de tus
labios
es la fuente para mi sed,
tú rompes con tus besos
toda espera
devolviéndome otra vez
la dicha,
la aventura de sentirte tan cerca
como la flor al rocío,
como el viento al otoño,
como la luz al día
y yo te pido más...!
Tus manos han urdido un nuevo
telar
para celebrar la vida,
es como una enredadera de alas
y perfume que llenan el alma
de trinos y corolas,
de miel y ambrosia;
es mucho lo que hasta aquí
me has dado pero, yo te pido
más:
tu soledad para mí solo,
el manantial de tu voz
para mis sueños,
tu latido augural para mis ansias
como las aguas del mar
para el naufragio.
Siembra
Viene por la luz
y se hace siembra de amor
en tus ojeras.
Viene en permanente acecho
tras de todas las auroras.
Por la luz natal de la ternura
viene cantando
en el suave rumor del río
viene en cataratas de paz
y de armonía.
Es tu mirada augural
que pinta de azul
el cielo de cada día.
El aire ronda
en borrachera de luciérnagas
cosechando luz y color
en la calma amanecida.
Aun lejos de ti
su luz ilumina el cansancio
de todos mis caminos
y mi corazón se agranda
con el murmullo universal
del río,
bulle en las tormentas,
canta en los trinos del alba
y en gotas de luz de luna
disuelve su emoción
sobre la claridad multicolor
del horizonte del ensueño.
Es tu mirada febril que viene
por la luz y se hace siembra
de amor
para mi cosecha de ansiedad
y de ternura.
Pudo ser mi canto
Creí adivinar su latido,
mi ejercitado viento
mordiendo tiernas ramas
de su almendro.
Sentí adivinar su canto
y amaneció desnuda
como la uva,
envoltura de cristal
en sueño vivo.
Me refiero al céfiro
que trajo a mi aliento
este sabor a mosto
alimentado de luz,
de salmo y alegría.
Pudo ser mi canto
eternamente,
mi cotidiano combate
por la vida,
el agua de mi río,
fruto para mi asombro,
mi follaje,
mi corteza vegetal,
mi alargada raíz
en el fondo de la tierra.
Caminé
y no pude adivinar
ni canto ni latido
y me creció en vino
cubriéndome de ansiedad
en delirante sueño. |