Viernes 17 de Febrero 2006
Juan Cristóbal
Mac Lean
Para hoy les envío versos
del poeta cochabambino Juan Cristóbal Mac Lean, nacido
en 1958. Poeta, pintor y columnista de varios periódicos
de Bolivia. Ha publicado Paran los Clamores (1996) y Por el Ojo
de una Espina (2005), en poesía. Transectos (2000), recopilación
de algunas de sus columnas periodísticas, en prosa. Van
cinco poemas de este creador, extraídos todos de Por el
Ojo de una Espina (Editorial La Mariposa Mundial, Plural Editores,
La Paz).
A la propia muerte
Me hablarán muros
vueltos hacia adentro
de cañadas entregadas
a suburbios, a riberas.
Adobe será el adobe.
Y cuando suenen todas las trompetas
comeré tierra inalcanzable,
atrapará la sombra
de los muros
a mi sombra.
Poema suelto
Urde urdimbre
tan
lago mi lago
y luego de tanto des
hallarte mi bien
ardiente dorada
zarza sí
ceniza al milagro puesta tan
sí, en su sí
qui tán do
lo res
de tea tan
si sí, más fiel
y dolorosa
y de otro sí sin pausa
sí tan
como al cazador
suele a veces
ocurrirle divisar alguna noche
por el sendero saltar un zorro,
una intuida sombra atravesar
el aire entre otras sombras,
se me da a veces por ver
empujo la reja amarilla,
llego, polizonte
que mi vida amotinada desatina
la sed la anega y
saltarán los vanos de
las rejas, y volverá
a durar la vida otra vida toda
según rezan las leyendas
del traslado
pero empujo más la reja
y pasa el zorro, furtivo se desliza
ya el cazador
hacia su vida.
La llama de una vela
I
¿Fuego declarado
bajo las tiendas de iluminados
campamentos
fuego que atiende
las habitaciones, las declaraciones,
de las almas arrasadas?
Casi quieto, casi sobrio,
despojado de incendio y de pavor:
Apenas
una llama
robada al fuego
y que
ora
llameante o indecisa
divulga el oro pobre
de la sombra
vertical, muy temblorosa o muy
inmóvil
daga
que desde lo incierto suspendida
ancla y clava
las provincias de otra sombra,
desdice y dicta
las fronteras de la luz.
II
Llama, reflejada
en la pupila
de la sombra
que la apaga
que la pide.
Vals del Nuevo Año
por el río Hernani
ha llovido toda la noche
hasta la alacena vacía
hasta entrarse a mi casa la cloaca
rota riada
llegué de madrugada
salvé a mis cuatro hijos
el perro murió ahogado
¿habrá cielo para
los perros ahogados?
salvé hasta la sal y el
pan mojados
unas latas,
mi carnet
ahora la muerte me parece un
vals.
Lullaby
las prendas las costuras
de los muertos
los trapos de los vivos
me dedico a lavar:
soy la empleada
hundo mis manos
en el agua helada
para que puedan ir limpios
y besados
y apedreados:
mis niños amados, mis
fantasmas regalados
que nunca volveré a ver. |