Viernes 31 de Octubre 2008
Enrique Rocha Leigue
Hoy, para cerrar el mes aniversario
de fundación de en mi amada La Paz, les hago llegar fragmentos
de poemas de Enrique Rocha Leigue. Nacido en La Paz en 1972,
desarrolló su talento en el quehacer literario.
En 1982 ganó el concurso de poesía infantil en
Asunción del Paraguay, donde su padre era diplomático
de Bolivia. Más tarde, fue acreedor del primer premio
en el certamen estudiantil de ensayo denominado Homenaje
al Libertador Simón Bolívar, galardón
entregado por el escritor Alfonso Finot en la Casa de la Cultura
Franz Tamayo. Canto a La Paz, una de sus obras premiadas
con una mención honorífica [en el Premio Departamental
de Poesía La Paz], es inspirada en la belleza del Departamento
donde el bardo efectuó la travesía, captando en
cada recoveco del camino los encantos provinciales para luego
versificarlos. Exalta cada rincón en su rima, no sólo
de la ínclita capital, no sólo del heroico pueblo
alteño, sino también de los variados lugares bucólicos,
tanto del Altiplano, como de los Valles para rematar con la visión
exuberante de las selvas tropicales que engalanan la geografía
del departamento de La Paz, dice el texto incluido en A
Veces una Ciudad y otros poemas (2008).
Van fragmentos de Canto al
departamento de La Paz, incluido en A Veces una Ciudad y otros
poemas (Editorial Gente Común, La Paz).
Canto al departamento
de La Paz
Y ahora en dónde
sobre qué vínculo
En qué piedra
he de apoyar el alma
Para pensar que aquí
hubo una ciudad
Hermosa por sus cumbres
nevadas
- . -
De horizontes internos
de altipampa
con estéril
desnudez en sus ojos
viendo blanca caravana
de montañas.
- . -
¿Es un invento
esta ciudad?
Como ciudad inconclusa
que la llaman
Es preciso fundar un
nombre
Apenas víspera
de una capital,
Como una predicción
fecunda.
Yo podría llamarla
Las Quebradas
Serranías o
en la guerra Mururata,
y en La Paz con un
Huayna Potosí.
- . -
Nada: Hoy abandonada
a su suerte
Sólo viento
sin ladrido que ahuyenta
Heme aquí elevando
el estandarte de su gloria
Jugando con campanarios,
dibujando
Calles inmemoriales;
completando la envoltura
Oral de mi ciudad con
su Illimani.
Desde la Camacho lo
contemplo en su esplendor
- . -
Volcada. Porque no
tuvo tiempo todavía
Para las acomodaciones
nuevas del amor.
Con su afamada estirpe
andina.
Ese pueblo agazapado
en sus colinas.
Perdiéndose
orgullosa en esas calles
Y en la bruma de los
tiempos sin memoria
Desplumados los aymaras
en pedazos.
- . -
Y La Paz refulgió
en la brillante piedra
Del dios sol andino,
adorándolo.
Bloque asombroso, Puerta
del Sol
Fortaleza adornando
la inconmensurable
Altipampa donde en
Laja fundó un día
Don Alonso de Mendoza
esta ínclita ciudad.
- . -
El Illimani la contempla
tendida
En un hoyo surcado
de montañas
Y la pampa andina poblada
de llamas
Vibrando su pelaje
como alas de una mariposa
- . -
II
Al empezar así
te digo:
¡Tiwanaku eterno!
De dentro a fuera,
de raíz a las
ramas
de tu Kalasasaya fecundo
abro mis fuerzas
para cantar tu gloria,
para cavar tus muros
y sentir el esplendor
de tu Warikasaya,
con fanatismo de vital
amparo.
- . -
Y acoplando tus ciegas
superficies
con el rítmico
apego
de tu puerta dorada
que desafía
al sol
en la augusta aureola
del saturnal sacrificio
en solsticio fecundo
donde rindo mi tributo
al agua, a la tierra,
al fuego y al aire.
- . -
¡Raza de bronce!
Aimaras de empuje
mandando en la marka
andina. Ancestral Ayllu
haciendo y deshaciendo
lo que inician
sembrando amaneceres
recreándose
a sí mismos
en continua aspersión
de halagos ancestrales.
- . -
De tu Kalasasaya mística.
Unión de elementos,
nido andino
de cóndores
de un mágico venero
de aquella fuerza aymara.
- . -
IV
Sorata perla
andina la gemela de La Paz
Sorata cantarina con
arrullos de torcaz
Es el canto que un
indio de tu lar
puso en los labios
de su imilla en el hilar.
¿De qué
nieve remota, de qué aromas lejanos
de qué luna
y neblinas cristalizó tu estrella?...
- . -
C o r o I
Mi tierra ha de ser
mi choza
sembrar estrellas mi
oficio
indiecito de la puna
ser danzante del destino
- . -
un día me iré
a quemar
toda quinua del dolor
entonces ha de haber
cariño
cuando coseche la papa
- . -
Oh mi altiplano querido
Yo te amo porque nací
y eres todo cuanto
tengo
te amo tierra con tu
luna
la caravana de nieve
en la ontananza del
Ande.
- . -
Viendo tu cuerpo y
yo voy
queriéndote
porque vi
tus montañas
blanquiazules
de patria tirada en
trenzas
de mi hermana, compañera
indiecita del aguayo.
- . -
Y aquel indio milagro
Kallawaya del valor
la sonrisa y el sabor
de mi alma india en
la boca
viendo debajo la sangre
que yo sabré
combatir
sin saber adónde
voy
porque ya me quedo
aquí.
- . -
VI
Fue el amor fecundado
por la brisa
De ese lago majestuoso
y misterioso
Muy poblado en extraño
movimiento
De nuestra Virgen Morena
de Copacabana.
- . -
Yacen en el altar oliendo
a golondrinas
Y en el camarín
la campana descarnada
De la ventana en que
se divisa el Lago
Titikaka azul acueste
en alto de arboleda
Hoy los pájaros
sonrientes van volando
Alrededor del Calvario
Natural
Cerro del Niño,
Cerro de la Virgen
Colosal Lago Sagrado
de los Incas.
- . -
VII
Río Madidi de
aguas salvajes
Mi voluntad se echó
a tus ruidos
Como el clamor que
hay en tu selva.
- . -
Floresta inmensa parque
natural
Yo vengo desde las
breñas
Donde el trueno trae
un mensaje
Que se descuelga en
ráfagas de amor.
- . -
Y así desde
Apolo y Pelechuco
Creyendo que las aguas
del Madidi
Zona de múltiples
herbarios
Se asoma cual sangrienta
liturgia.
- . -
Por las propias arterias
de ese parque
Donde enciende la voz
del olvido
En las horas trágicas
de la vida
- . -
El gran río
del Señor del Bosque
Que ilumina la selva
tropical
Que cantando van las
aguas de leyenda
De sus bosques caminando
en esos montes.
- . -
[
]
Gente linda que va
en pos de la conquista
De aquella agua grande,
agua soberbia
Donde la voluntad será
como la tuya
- . -
Orgullo de La Paz,
florido vergel
Reservación
de un divino esplendor
Que en hechizo feliz
del Universo
Humilde y grande serás
para este mundo
La reserva feraz de
un futuro infinito.
- . -
VIII
Tierras mojadas de
las tardes líquidas
desde Ixiamas a Sambuena*
voy volando
sintiendo la lluvia
que cuchichea
el sonido de los crótalos
y ranas
y un redoble del agua
del río Beni.
*: Apócope de
San Buenaventura, región del noreste de La Paz colindante
con el departamento de Beni.
- . -
Tierra mojada de las
tardes olfativas
en la búsqueda
de tesoros ignorados
hacen que huela las
napas de petróleo,
soledades del éter,
y en ellas se desposa
con la ulterior paloma
del bíblico Noé.
Paraíso tropical,
mientras se obstina
el tablero del rayo,
por la nube cenagosa.
- . -
Tarde mojada de hábitos
labriegos
en la cual reconozco
la caña de azúcar
porque en los llanos
veraniegos
bajo el auspicio de
la media luz
el alma se licúa
sobre las náyades
de ese baño
de amor de la selva tropical.
- . -
IX
En Colquiri de terrenos
estañíferos
yo recogí este
oficio de minero
y no tuve remedio
el hombre, el suelo,
ácido
su axila donde busco
soluciones.
Y no hallo sino hurañas
minerales.
- . -
Nada sino la piedra
golpeada desde adentro
en la bocamina me pregunto
donde no hay sino silencio
y al cavar, recojo
un rostro antiguo
y el corazón
en polvo: mascarón
que volvió a
la disciplina de la tierra.
- . -
Me toca en los túneles
del tiempo
la memoria, el sueño
toparme a mi pasado
sólo el minero
es la ternura marcada
por los dedos airados
del azufre.
Mina roída hasta
el vacío por amor.
- . -
X
CoroCoro: Montaña
de Cobre
donde el trueno tiene
su guarida.
El indio no puede decirle:
aquí estoy,
el relámpago
y me acostumbro en
el páramo
con pajonal y arena
en su alarido.
Nube y neblina atardecer
en la ilusión
adustez de la intemperie,
injusticia
del bórax y
el azufre
cerradura de hielo
donde se quema el hombre
habituado en una temperatura
de entrepiernas
metálico polvoriento
en los socavones
de tirantes climas
difíciles al tacto. |