Viernes 24de Febrero 2006

Gigia Talarico

Para este último envío del mes he seleccionado versos de la poetisa Gigia Talarico. Su nombre de pila es Luisa. Nació en Santiago de Chile y aunque tiene nacionalidad italiana, se siente orgullosa de ser hija adoptiva de Santa Cruz de la Sierra, donde ha vivido la mayor parte de su vida. Combina su labor literaria con la educación, ya que posee la Licenciatura en Pedagogía en Artes Plásticas y una maestría en Educación.

Ha publicado cuatro libros de literatura infantil: Comiendo Estrellas (1987), El Caracol Gigante (1991), Los Tres Deseos (1994), y Un Puñado de Sueños (1999). Obtuvo el Premio Nacional de la Reforma Educativa (1997) y está presente en varias antologías. En verso, Ángeles de Fuego (2001) es su primero poemario.

Van siete poemas de esta autora, extraídos todos de Ángeles de Fuego (Editorial Torre de Papel, Colección Poesía, Santa Cruz).

Réquiem

Serena la noche

tiende su manto

fresco y silencioso

sobre la inocente.

Rendida dormita

la novia

su velo enredado

en un surco de olvido.

Son años

de quieto letargo

en su lecho

de frescas promesas

la esposa

a la espera

del soplo de vida.

Laberinto

Cómo fue

que te perdiste

en el laberinto

de mis pensamientos,

en esa extraña maraña

de inconciencia?

Sola estoy

en un recinto

sin fronteras,

tejiendo inconsistencia.

Grito tu nombre

y el eco me devuelve

tan solo el sonido,

el amargo sonido

del recuerdo

vacío de presencia

y de palabras.

Inmortal

Perdida estoy

en esta cueva

de inmortal olvido

desde que la borrasca,

en nombre de los dioses,

como en una broma más

en la vida de nadie

sopló sobre mi historia

arenosa lápida

sin texto.

Vagando la mirada

entre póstumos encuentros

espero rebelde

que la ausencia

abandone mi cuerpo

y así de nuevo

reptar imperturbable

en busca de

mis alas.

Tu recuerdo

Ondulante y etéreo

corre el tiempo

y te busco entre los pliegues

de un curioso ropaje

de imágenes

robadas a la ausencia.

Un gesto que se escapa

y vacilante

cae el deseo herido

en el hocico

inocente y feroz

de la conciencia.

Ilusión

No recuerdo

si se fue una noche fría

o si fue un amanecer cálido,

más bien creo que entonces

no quise dejarla ir,

me aferré a ella

desesperada y ansiosa,

tratando de robarle

hasta el último instante,

como si de su partida

dependiera mi existencia.

Se fue una mañana clara

con sus mejores galas,

huidiza y seductora partió.

La ilusión es un

ave migratoria,

dorada y trasparente,

un pájaro que viene y se va.

Metamorfosis

La vi partir,

desnuda y sorprendida

me dejó.

Opaca

y vacía de mí,

partió.

El viento ligero

la levantaba en ondas,

flameaba y se alejaba

entre las nubes

delgada y trasparente.

Ligera me siento

y la sonrisa

pasea nonchalante

entre mis labios,

mientras veo alejarse

en la distancia,

camino del archivo

de memorias,

una piel vacía

finalmente.

Tu mirada

Es tan fría y oscura

tu mirada

y sin mayor cuidado

busco la manera

de navegar en ella.

Convertida en sirena

me hundiré en tu mirada,

frías y oscuras

tus pupilas distantes.

Luego

al romper de las olas

devolviendo ese

cuerpo vacío,

mi alma volará

por fin

como gaviota

lejos del mar gris

de tu mirada.