Viernes 12 de Septiembre 2008

Camila Uriona Crespo

En este envío les hago conocer la obra de Camila Uriona Crespo. Dice su autobiografía en la solapa del poemario: “Nació en La Paz en el día que suma cuatro, del mes nueve del año que suma uno. Vive en esta ciudad desde entonces y no tiene ganas, por el momento, de asentarse en otro lugar. Es comunicadora social. Escribe desde muy joven. Ha publicado cuentos, artículos y poesías de manera dispersa en distintos periódicos de La Paz, y en los últimos dos años en el blog de su autoría http://ambarviolenta.blogspot.com/”.

Al Sur de Este Silencio es su primero poemario (2008), sobre el que William Camacho acota en la contratapa:

«Trazando un recorrido circular, de sur a sur, sobre/en/desde nubes cargadas de la potencia polisémica de la palabra, finalmente, la voz poética detiene su vuelo: regresa a la soledad. Pero el viaje ha servido, a guisa de conjuro, para espantar el miedo al vacío, al abismo que se crea cuando el tiempo detiene su transcurrir para otorgarle eternidad al instante y, por ende, intensidad al recuerdo, imponiendo la pena de existir en “el espacio imperfecto de la memoria”. Así, pasando de la condena a la asunción de la soledad, la poeta se detiene en una inmensidad que se ofrece sólo suya, y la noche infinita, antes rehuida, se convierte en presencia vital, en testigo y conciencia que porta los secretos de la propia existencia.

Sin caer en el poema rosa y, más bien, recurriendo a imágenes duras, Camila Uriona explora las inefables contradicciones del amor y sus consecuencias, construyendo, verso a verso, el altar donde realiza, al mismo tiempo, la profanación del miedo y la consagración de la soledad».

Van seis poemas de esta creadora incluidos, como no podría ser de otra manera, en Al Sur de Este Silencio (Editorial Gente Común, La Paz), tratando de respetar las complicadas coqueterías estilísticas del impreso.

13

Lavémonos el alma rota

con este último silencio.

20

Una noche más: el miedo.

En la espera

mil cigarrillos y

seconal y whisky.

La duda

la misma

reaparece:

quién eres.

29

Me quedo con tu herencia:

el olor de tu nariz

un par de sombreros

tu medio beso

tus dientes asustando mi piel

desmayando mi cuello.

Conmigo:

la última siesta

la sinceridad de tu voz

tus manos certeras en cada caricia

los ojos de basilisco

después de tres tragos.

Tu nombre y mi nombre

fusionados en medio de esta llama

eterna.

Mientras te quedes

me quedo.

33

Neblina

aura de las montañas.

Crece,

moja el suelo

levanta vapores

/me encierra/

me deja sin saber

si piso suelo o cielo.

Distracción

de la idea de tu cuerpo cerca.

36

Bebo el perfume de tus labios

pequeños

cerrados/

una gota apenas.

Huelo tu miedo/

alfileres en el corazón.

Es gratuito el dolor

cuando sé que eres la luna

y desde mi jardín bizarro

no te alcanzo.

Te digo te quiero

con mis manos

mi voz ronca

mis ojos quemados.

Insisto amor

te quiero:

vencido entre mis brazos

ardiendo

sin principio

y sin final.

44

Esperas que te salve

de ese abismo personal:

constante retorno a la nostalgia.

Mi mente se dispersa entonces

a la par del amor contenido

para inundar tus vacíos.

Dura el instante una fugacidad

aleteo de pájaro enjaulado

inventando libertad

en medio de una luna feroz.

Se vacía el corazón ardiente,

incendiando el lecho prestado

cuando el cielo abre sus bocas

y nos tragan las serpientes.