Viernes 29 de Junio 2007
Jesús Urzagasti
Aguilera
Para este viernes elegí
versos de Jesús Urzagasti Aguilera, nacido en el Chaco,
Tarija, en 1941. Poseedor de un humor particular y sabroso. Dice
sobre él la Enciclopedia Gesta de autores de la Literatura
Boliviana (Blanco Mamani, Elías. Plural Editores, La Paz,
2005): Novelista y poeta. Hizo labor de periodista en el desaparecido
matutino católico Presencia desde 1972 hasta la década
de los 90, donde fungió como editor del suplemento Presencia
Literaria (1992) entre otras secciones.
Del autor y su narrativa,
el crítico Luis H. Antezana comenta: «Desde ya,
habría que destacar el carácter poético
de la narrativa y prosa de Urzagasti. Y no se trata solamente
de la intensidad de las nominaciones e imágenes sino también
de una cierta perspectiva que entiende el mundo en términos
de lenguaje.».
Obra en verso: Cuadernos
de Lilino (1972), Yerubia (1978),
La Colina del Mar Azul (1993).
Obra en prosa: Tirinea
(1969), En el País del Silencio (1ª. ed.,1987; 2ª.
ed., 2007), De la Ventana al Parque (1992), Los Tejedores de
la Noche (1996), Un Verano con Marina Sangabriel (2001), El Árbol
de la Tribu (2004).
Van cinco poemas de
este vate, sobre el cual prometo tornar a futuro, incluidos en
Yerubia.
Ojos dormidos
*
Ojos dormidos en la
indómita provincia de mi alma
vieja ternura de la
Tierra reconocida por una canción
piel dominada por el
asombro de saberse viva y compañera
de la injusta congoja
que viaja desnuda en mi voz.
Quieres emerger mojada
por esta mirada cautiva
mientras mi sombra
se encamina hacia mejores climas
y por acompañarte
despierta a los ángeles remotos.
No dejes huella del
milagro si abandonas tu corazón
a la más pura
pérdida humana silbido del amor.
Soñada has sido
en la tierra encendida por los árboles
presentida en los bosques
nacidos de la luna.
*: El poemario está
organizado en cuatro secciones. Este poema corresponde a la primera,
Febrero 25 de 1977. Sin título en el original;
itero un fragmento del primer verso, cual se estila.
Ceremonia final
son mis ojos
*
Ceremonia final son
mis ojos cuando descubren catedrales
comienzo del mundo
cuando el sueño trae el idioma de los pájaros.
Más allá
del monte resplandecen las ciudades de Dios
pero en mi destierro
adivino el hilo seguro de la redención.
La violencia del destino
me vuelve sordo a otra fe
que no sea la de la
inmóvil transfiguración de tu sombra.
A veces vuelvo a la
tierra a veces me convierto en buey
sin una ofensa asumo
la infinita sed en la llanura desierta.
Conseguida por la nunca
citada estrella suda mi frente
transpira y se define
apoyada en la fresca flor del diablo.
Recuerdo tus trenzas
y la Cruz del Sur quizás el breve viento
tus ojos llegados del
inconsolable lago de las oraciones
incorporándome
aún descubro otras leyendas en tu cuerpo joven
cierro los ojos para
no sospechar en ti la maga en penumbras.
*: Corresponde a la
segunda sección del texto, Yerubia. Sin título
en el original; itero un fragmento del primer verso, cual se
estila.
Puse fuego a los
pies del demonio
*
Puse fuego a los pies
del demonio que me cerraba el paso.
Los cañaverales
se curvan ante la carrera del viento enfurecido
así se movilizan
mis recuerdos y buscan tus senos desnudos en la lluvia
pero ya mi cuerpo está
en aquella tumba que forjaste con el aroma sacro
sólo el fuego
me mantiene de pie y me convierte en el guardián eterno.
Maldito para siempre
desde el comienzo hasta el fin para verte nacer
y nunca jamás
morir belleza que caminas cautivada por la juventud.
Hoy sueño bajo
un árbol furioso por mi presencia hoy te sueño
me dejo llevar por
selvas y ríos mi curiosa sangre descubre paisajes
donde me extraviaré
definitivamente sin poder seducir a la muerte.
Es tu cuerpo el que
ahora viene de los remotos orígenes con su aroma
me hundo en tu cuerpo
encuentro el misterio y pierdo la memoria.
*: Corresponde a la
tercera sección del texto, Orana. Sin título
en el original; itero un fragmento del primer verso, cual se
estila.
3*
Agricultor he nacido
para tu pecho de mujer
piel morena y voz pulida
por el silencioso monte
por mi figura respiran
los tupidos bosques de la luna
y en mi mirada emerge
muerta la ternura del alma.
Alma tienen estos montes
que me acunaron
bondad de raíz
humedecida por la música del viento.
Viento ha sido mi alma
agarrada a la fe que resucita
que más da retornar
a la luz sedienta
si de pura sed puedo
convertirme en agua.
*: Corresponde a la
cuarta sección, Poemas rescatados con el sentimiento.
***
Si el hacha es peligrosa
para el árbol
no lo es para el pájaro
viajero
Ambos merecen respeto.
¿Por qué
habría de salvarse el que vuela
y no el que está
en la Tierra prisionero?
*: Ídem anterior. |