Viernes 2 de Junio 2006
Ángel Zuasnábar
Un tercer envío
de este autor que mandé ya en gestiones anteriores. Ángel
Zuasnábar cuyo nombre real es Miguel
Ángel Aranda Suaznábar nació en La
Paz en 1955. Artista plástico y escritor. Estudió
en la Escuela Superior de Bellas Artes Hernando Siles
y en la Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San
Andrés de La Paz; Conservatorio de las Artes del Libro,
Barcelona, España; Ecole de Beaux Arts, Université
de Vincennes, París. Ha realizado una amplia gestión
cultural y dirigido varias revistas y periódicos culturales.
El conocimiento de diversos y variados oficios humanos ha consolidado
todo resabio de abstracciones teóricas y permitido un
cauce permanente de imaginación creativa. Escribió
Papeles Amarillos (publicado en 1980) entre 1971 y 1977; Los
Jardines Después de la Lluvia (Barcelona, 1979) entre
1977 y 1979; El Divino Impaciente (1986) entre 1980 y 1985; Máscaras
de Aire (poemas en prosa, inédito) entre 1980 y 1988,
y Huellas y Señales, Poemas dispersos (inédito)
en distintas etapas entre 1971 y 1992, año en que reunió
una selección propia en su Antología Poética
(Editorial Cuadernos Azules, La Paz), Licantropía (2003).
En prosa u otra forma expresiva ha publicado: Dibujos 1979-1989
(La Paz, 1989), Manual de Impuestos (1ª. Ed, 1990; 10ª.,
2000, La Paz), Guía Práctica Tributaria (1ª.
Ed, 1992; 8ª., 2000, La Paz), Mucho Brillo Es Peligroso
(Cuentos, La Paz, 1999), Lengua y Literatura 7 (Texto para 7°
Grado de Primaria, Don Bosco, La Paz, 2001), Lengua y Literatura
8 (Texto para 8° Grado de Primaria, Don Bosco, La Paz, 2001),
Manual de Estudios (1ª. Ed, 2002; 2ª., 2004, La Paz),
En el Aire (Novela, La Paz, 2002), Archipiélago (Novela,
La Paz, 2003), Relatos Barrocos (Cuentos, La Paz, 2005), Región
Verde (Novela, La Paz, 2005).
Van cinco poemas de
este vate, tomados todos de Licantropía (Colección
Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal, Plural Editores).
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valoro que sediento
lobo es cuando
interminable febril
por las vías aúlla
atrapado por esa ciega
errante luna
que un tacto frío
de su lomo araña
como si de sí
mismo saldría la presa
pezuñas eran
las que sin tocar el suelo
casi del polvo pálido
flotaban en la bruma
ensartadas oscuras
en la fría celeste
coronada de vientos
gris sonora lluvia
presagio conjuro ira
presentimiento
asqueada de hondas
pupilas se dilata
un quieto incendio
que en ascuas devora
todo cuanto se mueve
respira o repta
húmedo semen
quería del cuerpo zafarse
de la sin pelos piel
sudor sin aire
de ojos carminados
tierna babosa fiera
precioso artefacto
preso pedernal
aérea jadeante
taciturna gota coral
cola ríspida
aguja látigo de miedo
vaporosa noche vaharina
muerte
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transparente de alas
su lobreguez
de niebla de lluvia
y lágrima se esparce
noche aguda de angustiadas
aves
que rugen veladas en
el perfil tardío
presentimiento deseo
ansiedad de ojos
camina las húmedas
aceras sin tocar
recodos sin nubes sin
ninguna parte
insecto nocturno vuelo
circular fosforescente
bosque de gotas donde
aletea y gime el viento
tirita un reloj y huérfano
de sol se devora
agitado humo herido
en la tierra fría
recorren infinita ternura
tus zarpas
arañan las paredes
claras transparentes
que el hilo de tu caparazón
tensa
donde mi sombra la
tuya devoraba
se encabrita sensual
su lomo ceniciento
de un dios desertor
como la ciega ira
se inflaman la tierra
las raíces frescas
gotean tornasoles tus
verdes esmeraldas
de la noche de lomo
transparente el felino
clavadas las zarpas
en las nieblas rosadas
acosados carruajes
fugitivos que se chocan
alarmas que el cielo
brillante las espanta
que sangra los eternos
instantes de su fuga
que el principio del
caos saboreó distinto
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arrancado de cuajo
a las rústicas tinieblas
su fiero perfil elegante
áspido camina
avanza el carnicero
como si la noche
alucinada y gris en
él tierna se posara
en lo hondo de su ánima
errante agazapada
de ébano brioso
cubierta flota la osamenta
transitada por ondulantes
árboles ungidos
acicalan sus suaves
cerdas duras las ramas
como si supiera que
otra alma taciturna
le envía un
denso beso carnal devoratriz
es un bello ritual
fugaz la sangre ajena
ilumina y refresca
su meneo de sombra
bebe sus fauces embriagadas
huracanada
su cola como cetro
musical agita nubes
oscuros pubis oscilantes
serpenteando
como un travieso gato
azul ronronea
su deleite imagina
áureas sus presas
apasionadas deseando
visitar sus fauces
su canicular aliento
retoza carnes tibias
minúsculas manoseando
sus entrañas
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esparce en el charco
cientos de huevos
rememorando el germen
de sus renacuajos
milenarios en la espuma
de sus fangales
nada como pez respira
como hierba
salta de sí
un arrebato que se aquieta
de rústica gelatina
piel lisa y helada
manchadas sus bubas
membranosas
ojos fijos pupilas
ambarinas rezumantes
escupe a todo insecto
embriagado
que a su triste boca
paciente atrae
se traga la luna en
los oscuros eclipses
de hosca ternura su
canto es un motor
ser alquímico
venerado y despreciado
saltando al vacío
sapo alado lo creen
habita en su boca la
suerte inequívoca
dice beberse las almas
irredentas
que vagan por los vagarosos
arroyos
eres escuerzo de aquelarres
lunares
copulas rabioso bajo
una piedra por días
y al empezar todo vuelve
como quieres
Por una cuestión
de afición al numeral no numerología, menos
aún kabbalah dejé al siguiente para el cierre:
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es una dolorosa y honda
carcajada
que lenta gotea de
su babeante hocico
sus ojos de nocturno
can apaleado
gris su pelambre grotesca
agazapada
hiena enmarañada
su sombría turbiedad
temerosa mirada cínica
y sesgada
cualquier sueño
espanta con deleite
sus ojos truncados
puñales sin luz
su hosca ferocidad
sin miedo ni placer
melancolía honda
siente de sí misma
gruñe cuando
su pavor ruge espantado
sus pezuñas
arañan húmedo el barro
mientras de fétido
calor la luz lo baña
es una estocada fila
su canto de amor
del que huyen las rústicas
zalemas
ríe ríe
como un espejismo delirante
parece que perdió
en la agitada bruma
la tersura febril y
el calor de su amante
se devora a sí
en demencial oración
su vieja carne amada
en los rincones |